Al usar materias primas naturales, tenemos un mayor riesgo de contaminación que en las materias inertes como pueden ser las siliconas y los derivados de la petroquímica.
Las 4 reglas fundamentales para evitar la contaminación por bacterias u hongos de nuestros productos cosméticos y limitar su oxidación son:
- El uso de conservantes en todos los productos que contienen ingredientes acuosos (agua, hidrolatos, extractos, etc.).
- El uso de un antioxidante como la Vitamina E en todos los productos que contienen ingredientes aceitosos (Aceites Vegetales, Mantecas, Extractos oleosos, etc.).
- Respetar las reglas de higiene a la hora de fabricar.
- Utilizar correctamente el producto elaborado con las manos limpias y conservarlo en un sitio fresco y protegido de la luz.
Las reglas de higiene son sencillas pero requieren un tiempo y una pequeña dosis de paciencia:
- Limpiarse bien las manos con jabón y secarlas con un trapo limpio (evitar los trapos de cocina).
- Limpiar con agua y jabón, esterilizar a ser posible y desinfectar con alcohol a 70ºC o 90ºC todos los materiales, la zona de trabajo que utilizaremos y los envases reciclados. Con los envases nuevos, es suficiente desinfectar con alcohol.
- Si nos sobran unos gramos de un ingrediente que hemos sacado de su envase, no volver a guardarlo nunca; podríamos contaminar el resto del producto. Mejor tirarlo o usarlo para otros productos.
- Una vez la "sesión cosmética" acabada, limpiar otra vez todos los materiales con agua y jabón y guardarlos en un sitio adecuado.
- Etiquetar correctamente los productos fabricados con el nombre y las fechas de fabricación y de caducidad.
- No conservar los productos fabricados por encima de la fecha permitida por el conservante utilizado. En caso de cambios de colores, olores y texturas no dudar en tirarlo.